¿Qué es la fiebre?
La fiebre es la elevación de la temperatura axilar por encima de los 38ºC. Cuando el niño tiene entre 37º y 37,9ºC hablamos de febrícula o de que presenta “décimas”.
¿Cuáles son las causas de la fiebre?
La fiebre no es una enfermedad, es la respuesta de nuestro organismo ante la presencia de un agente infeccioso (virus, bacterias, hongos, parásitos) o, en ocasiones, por otros procesos de base inflamatoria. La mayoría de las veces la presencia de la fiebre se debe a infecciones virales y suele durar dos o tres días. La fobia que existe respecto a la fiebre es desproporcionada, ya que podríamos decir que es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo que nos va a ayudar a eliminar la infección.
¿Cómo saber si el niño tiene fiebre?
La fiebre suele acompañarse en la mayoría de las ocasiones de otros síntomas como sensación de frío, malestar, irritabilidad, cansancio, inactividad, disminución del apetito, dolor de cabeza…etc. Estos síntomas pueden hacernos sospechar acerca de la presencia de la fiebre, pero lo primero que se debe hacer es comprobarlo con un termómetro, ya que sólo en la mitad de los casos en los que los padres sospechamos que nuestros hijos tienen fiebre, realmente la tendrán.
¿Cómo tomar la temperatura?
A menudo se tiene la tendencia a tomar la temperatura de nuestros hijos tocando la piel con la mano o la cara, pero aunque pueda ser orientativo, no es un método ni seguro ni preciso. La temperatura debe tomarse con un termómetro que colocaremos en la axila, boca, oído o recto y lo adecuado es utilizar siempre el mismo termómetro y en la misma zona para poder controlar la temperatura. El tiempo aconsejado será de dos o tres minutos en boca y recto, de cuatro o cinco minutos en axila y en el oído bastarán unos segundos con los termómetros especialmente diseñados para ello. Si queréis conocer más información acerca de los diferentes termómetros existentes en el mercado podéis leer este artículo “¿Qué termómetro me compro?” o ver el vídeo que tenemos en nuestra sección de vídeos relativo a los termómetros.
¿Cómo manejar la fiebre en un niño?
La fiebre puede originar malestar en el niño por lo que bajarla producirá cierto alivio.
- Mantén la temperatura ambiente fresca (en torno a 20ºC) y al niño alejado de fuentes de calor directa, como los radiadores en invierno.
- No conviene mantener al niño abrigado. No dudes en quitarle la ropa para que su cuerpo pueda perder el exceso de calor.
- Un baño de agua templada también puede ayudar a bajar la temperatura. No utilices agua fría ya que además de resultar desagradable para tu hijo, le puede producir una bajada muy brusca de la temperatura.
- También se pueden colocar paños mojados en agua tibia, sobre la frente y muñecas, para ayudar a disminuir la temperatura. No utilices nunca alcohol para darle friegas.
- Ofrécele líquidos con frecuencia (agua, zumos, leche…) ya que con la fiebre tiene un aumento en las pérdidas de agua. También puedes ofrecerle una dieta blanda, aunque sin forzarle. Es probable que inicialmente no tenga apetito y solo quiera líquidos, no debes preocuparte por ello.
- Si la fiebre no le causa molestias a tu hijo, ni es superior a 38ºC no es necesario darle antitérmicos. Recordad que éstos no curan ni acortan la infección, sólo ayudan a que el niño se sienta mejor.
- Cuando necesites administrar un antitérmico a tu hijo debes haberlo consultando previamente con tu pediatra para conocer cual es el más adecuado para él y que dosis debes administrarle ya que va a depender del peso de tu hijo y del tipo de concentración del jarabe. Los antitérmicos más utilizados en los niños son paracetamol e ibuprofeno, no recomendándose este último en los menores de 6 meses. Lo más eficaz y de actuación más rápida es la administración del antitérmico en forma de jarabe por vía oral. La vía rectal (supositorios) es menos útil ya que su absorción es irregular, por lo que sólo debería usarse en caso de que el niño vomite.
- No administres antibióticos a tu hijo con fiebre, es mejor que sea visto por el pediatra que te indicará si es necesario. La mayoría de los procesos febriles de la infancia son cuadros víricos que no precisan tratamiento con antibióticos.
- El niño con fiebre no debe estar en la cama por obligación. Si tiene buen estado general y le apetece puede estar jugando o incluso salir de paseo.
- Ante un niño con fiebre la temperatura se le puede controlar cada tres o cuatro horas. Si por la noche está tranquilo y duerme plácidamente no es necesario despertarlo.
¿Cuándo consultar con el pediatra?
Si tu hijo tiene fiebre lo primero será realizar un manejo adecuado de la misma con medidas físicas y/o antitérmicos, si lo precisa. Habitualmente se recomienda esperar 24-48 horas tras el inicio del cuadro febril, antes de consultar. En muchas ocasiones la fiebre es el único síntoma que presentan los niños y en la mayoría de los casos se trata del inicio de una enfermedad sin gravedad. Aunque a veces, existen algunas situaciones en las cuales es conveniente consultar precozmente para descartar una enfermedad importante.
- El niño es menor de tres meses, ya que en estos niños son menos evidentes los síntomas de alarma y también son más frecuentes las infecciones graves. Aunque recordad que si vuestro hijo de menos de tres meses tiene fiebre lo más frecuente será un cuadro vírico, pero es recomendable que sea visto por el pediatra precozmente.
- La temperatura es mayor de 40,5ºC.
- El niño está quejoso, llora desconsoladamente o está decaído. Un niño con fiebre está más mimoso e irritable, pero lo normal es que se le pueda consolar y no sea algo continuo.
- Si el niño se queja de dolor de cabeza y vomita o está muy adormilado y rígido.
- Aparecen manchas en la piel. La mayoría de las veces las manchas que aparecen con la fiebre no tienen importancia, pero existen ciertas enfermedades graves (sepsis y meningitis) en las cuales aparecen unas manchas rojo oscuro que no desaparecen al presionarlas.
- Si el niño respira con dificultad.
- Ha tenido una convulsión febril. Entre un 3-5% de los niños con fiebre pueden padecer una convulsión febril. Son muy aparatosas y angustian mucho a los padres, pero no suelen tener mayor trascendencia ni causan epilepsia posteriormente. No obstante, si se produce se debe acudir siempre al pediatra.
Recordad que la fiebre no es una enfermedad sino un síntoma que acompaña a algunas enfermedades y que en la infancia lo más frecuente es que se trate de infecciones víricas. Espero que la información anterior os ayude a afrontar esta situación.
Para terminar recordaros que podéis aportar vuestra experiencia sobre el tema en el apartado de comentarios.
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- La fiebre en el niño: respeto pero no miedo.
- La fiebre en los bebes y en los niños
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