Siguiendo con los artículos referidos a la salud de nuestros peques, hoy vamos a hablar de un tema muy importante y para el que tenemos que estar preparados y saber cómo actuar, ya que el atragantamiento de un niño es una situación muy angustiosa tanto para ellos, como para los que estamos a su alrededor. De nuestra capacidad para reaccionar correctamente y nuestra habilidad a la hora de tratarlo, puede depender el que se resuelva la situación con éxito. En este artículo os vamos a dar las claves para actuar en caso de atragantamiento en un bebe.
Durante los primeros días de vida los bebés (sobre todo los más pequeñitos) tienen tendencia a atragantarse con la leche mientras se alimentan, debido sobre todo a la inmadurez de ciertas estructuras implicadas en la respiración y alimentación. Cuando son un poco más mayores empiezan a alimentarse con sólidos y no están acostumbrados, lo que puede hacer que sean más vulnerables a atragantarse. Y pocos meses después empiezan a explorar con las manos el mundo que les rodea y se lo llevan todo a la boca, con el consiguiente riesgo de atragantamiento.
Los episodios de atragantamiento con alimentos de tipo líquido (como la leche) suelen ser de tipo leve y se resuelven en pocos segundos gracias fundamentalmente a la tos del niño, aunque a veces la cantidad aspirada es mayor y es cuando nos dan un buen susto. El peligro más importante, son los alimentos sólidos y los objetos o juguetes de pequeño tamaño. Estos pueden quedar alojados a la entrada de las vías respiratorias, impidiendo la respiración de forma parcial o total y poniendo en peligro la vida del niño.
Por todo ello, siempre decimos que lo más importante es la prevención. Tenemos que tener siempre la vista encima de nuestros hijos y evitar alimentos, juguetes y objetos inadecuados para su edad y que pueden producir la asfixia. Si por lo que sea falla la prevención, vamos a ver cómo identificar una situación de atragantamiento y tratarla adecuadamente.
En este artículo hablamos de...
1. Cómo reconocer el atragantamiento en un lactante
Un episodio de atragantamiento es más fácil de reconocer en un adulto o en un niño pequeño que en un lactante. Así todo, existen una serie de signos que nos pueden ayudar a detectarlo:
- Dificultad de respiración
- Ruidos respiratorios: tos, ronquido, borboteo, estridor
- Cambio de coloración del niño (se pone azul)
Estos signos también pueden aparecer en otro tipo de enfermedades de tipo respiratorio, por lo que debemos sospechar que es un atragantamiento si el inicio de los signos es rápido y el niño estaba comiendo o jugando.
2. Actuación en caso de atragantamiento
Una vez que hemos detectado que el bebé se está atragantando, nuestra forma de actuar irá encaminada a a eliminar la obstrucción o a favorecer la desobstrucción con una serie de maniobras.
Vamos a distinguir dos situaciones distintas que precisarán tratamiento distinto:
- Obstrucción parcial: en ella, las vías respiratorias no están totalmente obstruidas, sino que hay un mayor o menor grado de dificultad para respirar pero entra algo de aire. Sabemos que la obstrucción no es total porque el niño puede toser o llorar. En esta situación tenemos que ayudar al niño para que elimine la obstrucción por sí mismo mediante la tos y no necesita que hagamos ninguna maniobra más. Lo que tenemos que hacer es incorporarle hacia delante y estimularle para que tosa. Está demostrado que la tos es el mejor aliado que tenemos para generar una presión suficiente y lograr expulsar lo que está produciendo la obstrucción.
- Obstrucción total: si con las medidas anteriores no hemos conseguido nada y el niño deja de respirar, no puede toser o llorar, nuestra actuación tendrá que ser más agresiva para resolver la situación cuanto antes, ya que nos encontramos ante una verdadera emergencia.
Las maniobras que vamos a realizar tienen como fin crear una tos artificial mediante golpes o compresiones, que generen la presión suficiente como para sacar el objeto o comida que está impidiendo la respiración. En el caso del lactante existen dos maniobras fundamentales, que son los golpes en la espalda y las compresiones torácicas. Vamos a describirlas:
- Golpes en la espalda: colocaremos al niño boca-abajo y con la cabeza a un nivel más bajo que el resto del cuerpo. Nos sentaremos o arrodillaremos para sujetarle con más seguridad y daremos un golpe seco en la espalda entre las dos escápulas con el talón de nuestras manos. Repetiremos la maniobra hasta 5 veces si no hemos conseguido la desobstrucción y tras 5 golpes pasaremos a la siguiente maniobra.
- Compresiones torácicas: daremos la vuelta al bebé y le pondremos boca-arriba y sobre nuestro brazo, otra vez con la cabeza a un nivel por debajo del resto del cuerpo. En esta posición colocaremos dos dedos nuestros en el centro del tórax y en el medio de los dos pezones y comprimiremos el tórax de forma fuerte y profunda. Lo haremos hasta 5 veces si no conseguimos la desobstrucción y pasaremos a alternar con otros 5 golpes en la espalda. Seguiremos alternando golpes en la espalda y compresiones torácicas mientras el niño siga consciente y no se resuelva el problema.
En el caso de que el niño se quedase inconsciente, deberíamos iniciar maniobras de Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP) y combinar las compresiones torácicas con las ventilaciones boca a boca, tal y como vimos en el capítulo sobre reanimación en niños.
3. Activar cuanto antes los Servicios de Emergencias Sanitarias
Cuando la obstrucción es total y el niño no respira, deberemos enviar a alguien cuanto antes a por ayuda para que active el Servicio de Emergencias Sanitarias de la localidad, mientras nosotros intentamos solucionarlo mediante las maniobras que hemos visto. En el caso de que estemos sólos no deberíamos abandonar al niño y realizaríamos las maniobras durante unos minutos antes de llamar al 112. Otra opción es cargar con el niño e ir a buscar ayuda mientras intentamos la desobstrucción.
Estas maniobras a simple vista pueden parecer complicadas y requieren de cierta práctica para realizarlas correctamente. Lo ideal es que complementéis la información que os damos con algún curso de tipo teórico-práctico en primeros auxilios, ya que como realmente se aprenden la técnicas es realizándolas. No está demás sin embargo, que practiquéis en casa con alguna muñeca (de tamaño bebe) de vuestros hijos .
Esperamos que la información haya sido de utilidad y que si alguna vez vivís alguna situación parecida, tengáis un poco más claro cómo actuar.
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