Muchos padres nos hacemos preguntas ante las peleas de los niños ¿es bueno mediar? o por el contrario ¿es mejor dejarles resolver a ellos mismos sus conflictos?. Y si acabamos interviniendo ¿cuándo y cómo lo hacemos?
Las peleas entre niños son algo habitual y parte normal de un proceso de aprendizaje y no nos tienen que preocupar, a no ser que sean demasiado violentas, continuas o parte de un cambio brusco en el comportamiento de un niño anteriormente tranquilo. En estos casos, es importante buscar la causa de esta agresividad y, si fuera necesario, buscar la ayuda de un profesional.
Pero en la mayoría de las ocasiones, los niños se pelean porque todavía no conocen una manera mejor de resolver los conflictos y usan la violencia verbal o física como única solución conocida para conseguir lo que quieren con sus iguales.
A los niños no les podemos pedir que resuelvan sus problemas sin violencia si antes no les enseñamos cómo hacerlo. Por eso no hacer nada no es la solución, por lo menos al principio, pero tampoco resolver nosotros el conflicto ya que se trata de enseñarles y el aprendizaje es lento pero eficaz.
¿Cómo enseñamos a los niños a resolver conflictos de manera no violenta?
1.Ser un buen modelo
Los padres debemos ser buenos modelos a la hora de resolver conflictos y hacerlo de manera pacífica tanto con ellos como con los adultos con los que nos relacionamos. Los niños aprenden imitando a sus mayores, por lo que hay que predicar dando ejemplo. Si resolvemos nuestras peleas de pareja o reprendemos a los niños a gritos no les podemos pedir a éstos que actúen de otra manera a la hora de relacionarse con otros niños o con nosotros.
Además una buena pauta es, que si alguna vez nos equivocamos y lo hacemos (errar es de humanos) pidamos disculpas a quien hayamos gritado (tanto si es el niño, como nuestra pareja,…) ya que así también le estaremos enseñando lo que hacer si comete un fallo.
2. Escuchar a los niños
La comunicación fluida es básica para mantener una buena relación con nuestros hijos, por lo que debemos acostumbrarnos a escuchar y comprender a los niños. Una buena costumbre es preguntar a los niños que se pelean lo que ha pasado, sin juzgarles y escuchando a las dos partes por igual. No se trata de darles o quitarles la razón, simplemente escuchar lo que ha pasado y confirmar mediante una pregunta que se ha entendido bien. Por ejemplo,” ¡ah, entonces ¿te has enfadado porque tu hermano te ha quitado el avión? Y ¿tú estabas enfadado porque era tu turno y no quería compartir y por eso se lo has quitado?”
3. Enseñar a tener en cuenta los sentimientos de los otros
En nuestra intervención es bueno enseñar a los niños a ponerse en el lugar del otro, teniendo en cuenta sus sentimientos. Y, por su puesto, nosotros tendremos también en cuenta los sentimientos del propio niño. Por lo que, mediante preguntas, les intentaremos hacer conscientes de los sentimientos del otro y los suyos propios. Así, podremos decir “Te has tenido que sentir muy enfadado cuando tu hermano te quitó el avión, pero ¿cómo crees tú que se ha sentido él cuando tú le pegaste?” o ” ¿Cómo te sientes tú cuando te pegan?
4. Buscar soluciones al conflicto
Pedir a los niños que expresen que ideas se les ocurren para solucionar el problema, sin criticar sus sugerencias por disparatadas que nos parezcan. Cuando han propuesto soluciones se les ayuda a ver que consecuencias podrían tener cada una de ellas, cómo harían sentir al otro, si son posibles,…
Si los niños son muy pequeños o no se les ocurre ninguna idea, se les puede sugerir alguna alternativa viable, pero que siempre sean ellos los que lleguen a tomar una decisión y llegar a un acuerdo.
Este proceso se irá interiorizándose poco a poco hasta que llegue un día en que sean ellos mismos los que consigan llegar a acuerdos sin nuestra mediación y resolver sus conflictos de manera pacífica.
3 Respuestas a “¿Debemos mediar en las peleas de niños?”
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