Una parte fundamental de la educación es ayudar al niño a valerse por sí mismo, a tomar decisiones y a asumir las consecuencias de sus actos. Para lograrlo es imprescindible, en primer lugar, mantener una comunicación fluida y no demasiado impositiva con los niños; poner en relieve el valor del esfuerzo para lograr los objetivos y comprender (y trasladar) que los errores forman parte natural e indispensable del aprendizaje.
Foto de Spiritinme obtenida vía Flickr
Entendiendo que a cada edad no le podemos pedir el mismo grado de autonomía y que cada niño es distinto, hay que ser realistas y no poner metas inalcanzables. Además, la responsabilidad se adquiere progresivamente con la ayuda de la familia y la escuela.
Teniendo todo esto en cuenta, hay algunas pautas que nos pueden ayudar a fomentar la responsabilidad en los niños:
En este artículo hablamos de...
Los padres como modelo de conducta
Como ya hemos dicho en otras muchas ocasiones, los niños aprenden imitando a sus mayores, por lo se debe mostrar un modelo de conducta responsable, predicando con el ejemplo. No se le puede decir al niño que es bueno comer sano o hacer ejercicio y luego hacer lo contrario.
Normas claras con límites precisos
Las normas que se ponen en casa tienen que estar claras para todos y es mejor que se establezcan entre todos los miembros de la familia, dejando claras siempre las consecuencias de incumplirlas y los límites concretos que no se pueden transgredir. Las normas deberían ser para todos igual y si por algún motivo hay excepciones, dejarlas claras desde un primer momento.
Fomentar la autonomía
Dejar que el niño haga por si sólo lo que pueda hacer, dando siempre seguridad, animando, alentando y prestando ayuda si verdaderamente lo necesita. Además es positivo reforzar lo que ha hecho bien y, en último lugar, señalar lo que puede mejorar.
Dar la posibilidad de elegir
Es bueno que el niño tenga la posibilidad de elegir tan a menudo como sea posible. En un primer momento, cuando es pequeño, habrá que ofrecer únicamente dos opciones a elegir y poco a poco ir ampliando el abanico de alternativas.
Pedir su opinión a menudo sobre sus gustos, preferencias,… y tenerlos en cuenta, en la medida en que sea posible, ayudará al niño en este proceso de adquirir autonomía.
Valorar el esfuerzo
Es importante valorar el esfuerzo del niño por hacer las cosas bien y no sólo el resultado obtenido. Los errores son parte del aprendizaje y así deben ser asumidos tanto por los adultos como por los niños (con ayuda de éstos).
Enseñar a asumir las consecuencias de sus actos
Si no supone un peligro, dejar que los niños se equivoquen, al tomar una decisión errónea, al no querer realizar una actividad o seguir una norma, y asuman las consecuencias de sus errores, es otro punto relevante.
Enseñar a buscar soluciones
Cuando el niño tiene una duda puede ser más interesante enseñar cómo lo puede resolver por sí mismo que contestar directamente. Por ejemplo, ayudar a buscarlo por internet, consultar en la biblioteca, etc.
Esta parte de la tarea de educar, aunque complicada, es fundamental, ya que fomentando su autonomía y responsabilidad aumentaremos su felicidad y autoestima.