Veamos en el artículo de hoy la importancia que tiene el desarrollo de una buena autoestima en los niños pequeños. Pero empecemos por el principio,
¿Qué es la autoestima?
La autoestima es el conjunto de sentimientos y creencias que tenemos acerca de nuestra propia persona, de nuestra forma de pensar y actuar y de nuestra posición y estatus en el mundo en el que vivimos, es decir, la autoestima es el cómo nos definimos a nosotros mismos. Esta autoestima influye a su vez en la forma en la que interpretamos nuestros actos, en cómo nos sentimos y expresamos esas emociones, y en nuestro conjunto de motivaciones, actitudes y comportamientos. Por lo que, a simple vista, la autoestima se antoja bastante importante.
Igualmente, en los niños, el desarrollo de una autoestima correcta, adecuada y equilibrada, va a ser algo fundamental en su bienestar y en la relación con los demás.
Desarrollo de la autoestima en los niños
El desarrollo de la autoestima comienza en realidad a edades muy tempranas. Desde que el niño comienza a explorar y a experimentar, tanto las distintas vivencias nuevas para él como las ya conocidas, comienza a tener situaciones de fracaso y de éxito, que ayudan a moldear su autoestima, reforzándola o moldeando en un sentido o en otro.
La mayor influencia del desarrollo de la autoestima en los niños en los primeros años de vida, la ejercemos los padres. Posteriormente es verdad que se van incorporando otras figuras importantes en la maduración del niño, pero la familia sigue siendo el mayor campo de influencia sobre la autoestima.
Los sentimientos que le transmitamos, el ejemplo de nuestras conductas y acciones, nuestra relación con él y la forma de comunicarnos en la familia, la existencia de otros hermanos y las diferencias entre ellos, la forma en que la familia afronta los conflictos y los problemas, etc., todo esto va ser determinante en el desarrollo de una autoestima sana y equilibrada en el niño.
Consejos para los padres para ayudar a fomentar una autoestima sana y equilibrada en los niños
1. La corrección de los errores de los niños es algo necesario e imprescindible, pero debe hacerse cuidando el lenguaje y las formas, evitando los gritos, insultos, malos modos, e indicando cuál es la forma correcta de realizar las cosas, no quedándose solo en lo que no está bien.
2. Hay que recalcar las cosas buenas o puntos fuertes del niño también delante de los demás, no solo los aspectos negativos. Hay que hallar un equilibrio, ya que tampoco conviene abusar de ello.
3. Hay que enseñarles a enfrentarse a los temores o a los retos, precisamente como si fueran retos que debe superar, no a evitar los problemas. De esa forma, habrá que elogiar y reforzar cuando los supere, y ayudar a que lo intente de nuevo cuando fracase.
4. Hay que enseñarlos a manejar los fracasos, con el fin de que entiendan que no son más que un paso hasta la consecución del objetivo, que de ellos se aprenden a tomar caminos alternativos, ya que no hay una única solución. No deben, repito, evitar los retos, si no practicar e intentar de nuevo.
5. Es tan importante elogiarle cuando logre cosas, como corregirlo cuando no lo haga bien, indicándole además cómo debo hacerlo.
6. Es importante mostrarle nuestros sentimientos, darle la oportunidad para que el se exprese también, creando un buen clima y comunicación emocional en el hogar, para que pueda expresarnos sus temores, conociendo así poco a poco cuáles son sus puntos fuertes y sus limitaciones.
7. Hay que prestarle atención y estar atento a sus actuaciones. También es importante brindarle oportunidades y experiencias, ya que si lo sobreprotegemos no dejando que participe por miedo a que le ocurra algo, no le estamos ayudando nada, más bien lo perjudicamos. Tampoco se le debe obligar si no quiere, dependerá de la edad y las capacidades, pero en muchas ocasiones hay que darle un empujón.