Muchos de los estudios científicos de cómo aprende el cerebro están ayudando a enfocar mejor la educación y algunos de los avances que se producen en la misma, son gracias a estas teorías e investigaciones.
Por ejemplo es muy conocida la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que propone que existen ocho inteligencias que son independientes entre sí (musical,naturalista, interpersonales, intrapersonal, lingüística, lógico-matemática y cinético-corporal). La cual ha ayudado a un cambio en la forma de ver a los niños que no eran “buenos” en las disciplinas clásicas, pero si en otras tan importantes como las anteriores, pasando de ser los “menos listos” a tener otro tipo de inteligencia.
En este artículo hablamos de...
Mitos sobre el aprendizaje infantil
Pero otros muchos estudios han sido mal interpretados, llevando a cambios en la educación de algunos colegios que realmente no están basados en la evidencia científica. Así, en algunas escuelas, se piensa que es mejor presentar el material que debe aprender cada niño en la modalidad que se le da mejor (visual, auditiva o manipulativa). Pero estudios recientes concluyen que se aprende mejor si se utilizan múltiples modalidades sensoriales para un mismo aprendizaje.
La ciencia ha demostrado que tocar un instrumento musical mejora el razonamiento espacio-temporal, pero eso no quiere decir que por escuchar música clásica los niños se vuelvan más inteligentes, ni mucho menos. Y son muchos los que han sostenido esta teoría, vendiendo múltiples métodos para hacer inteligentes a los bebés basados en la presentación de estímulos auditivos (como la música clásica) y visuales.
Aplicación en la escuela
Pero la neurodidáctica (estudio de cómo aprende el cerebro) basada en la evidencia científica puede ayudar a planificar mejor la educación y así, está demostrado, que las emociones influyen en el aprendizaje reteniendo mejor lo que nos impacta emocionalmente, que los seres humanos tendemos a imitar a los demás gracias a nuestras neuronas espejo o que sin la práctica no se aprende.
Todo esto tiene su aplicación en las aulas: la utilización de estímulos atractivos y que emocionen, realizar tareas prácticas y no exclusivamente memorísticas o trabajar en grupos cooperando, pueden ser buenas maneras de mejorar el aprendizaje de los niños.
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