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Yo soy de los que ha crecido con los termómetros de cristal rellenos de mercurio. Tiempos en los que si no querías ir al colegio bastaba con ponerlos un rato en el radiador y esperar la llegada de mamá. Si no te habías pasado de tiempo y el termómetro estaba por debajo de 40ºC (por encima era más que sospechoso), te librabas del cole. Además si se te caían al suelo y se rompían, era divertido recoger las bolas de mercurio y jugar con él, aunque por entonces no conocíamos su toxicidad.
Ya veremos en un artículo dedicado a la fiebre y a cómo medir la temperatura de nuestros hijos, cuál es la mejor forma de hacerlo y cómo varían las mediciones entre unos dispositivos y otros y en función de las zonas donde las tomemos. En este artículo vamos a ver qué tipos de dispositivos hay, en qué se diferencian unos de otros y cuáles son los más recomendables.
Hoy en día, existe una amplia variedad en el mercado y es importante que conozcamos los tipos, diferencias, indicaciones y precisión de cada uno de ellos, para que podamos elegir el que es más adecuado para nuestros hijos. Vamos a ver las ventajas y desventajas de cada dispositivo.
Termómetros de “mano”
Lo primero que hacemos los padres cuando vemos a nuestros hijos con aspecto de enfermos, apagados, con colores en las mejillas, etc. , es colocar nuestra mano en su frente para ver si tienen fiebre. Según tengamos más o menos experiencia, estaremos más o menos acertados. Esto puede servir para hacernos una idea, pero hasta que no coloquemos un termómetro, no podemos fiarnos de nuestra opinión subjetiva y no sabremos si el niño realmente tiene fiebre. Es por eso que este método es totalmente desaconsejable, ya que usamos un método con muy poca fiabilidad.
Termómetros de vidrio o de líquido
Son los más conocidos y de los que tenemos todos en casa. Constan de un cilindro de cristal hueco en el que se introduce mercurio u otros líquidos y tienen una escala graduada que por dilatación o contracción, la columna de líquido, sube o baja y obtenemos la temperatura. Debido a que el mercurio se ha prohibido su uso por sus efectos tóxicos sobre la salud y el medio ambiente (ya no deberían venderse según la Normativa Europea), actualmente se usan los de alcohol coloreado o de galio.
Existen dos modelos: buco-axilar y rectal, que se diferencian en que éstos últimos terminan en forma bulbo para no dañar la mucosa del ano de los niños.
Ventajas:
- Medición precisa.
- Cómodos de usar.
- Son muy baratos.
Desventajas:
- Pueden romperse y producir cortes o heridas.
- Los de mercurio son peligrosos para la salud, pueden producir intoxicaciones.
- Precisan de una media de 5 minutos para realizar la medición.
- Son de difícil lectura, ya que a veces la barra de líquido no se ve con facilidad.
Así que ya sabéis, si tenéis en vuestras casas termómetros de mercurio deberéis sustituirlos por los de alcohol para evitar riesgos innecesarios.
Termómetros Digitales
Constan de un circuito electrónico que registra la temperatura y es mostrada en una pantalla digital numérica.
Ventajas:
- Medición rápida y fiable. Realizan la medición en un minuto aproximadamente.
- Flexibles e irrompibles: Se podrán averiar, pero por lo menos no se rompen en cachos como los de cristal.
- No son tóxicos: no contienen mercurio.
- Son de fácil lectura, al reflejarse en el display digital.
Desventajas:
- Son más caros que los de cristal, aunque cada vez se aproximan más a su precio.
- Si no lo colocamos bien, la medición puede ser errónea.
Termómetros externos infrarrojos
Funcionan por infrarrojos y realizan la medición en la frente sin estar en contacto con la piel. Son cómodos y fáciles de usar, ya que no interfieren en nada con el niño. El problema que tienen es que a veces se condicionan por factores ambientales, pudiendo dar resultados erróneos. También son bastante caros.
Termómetros de oído
Se introducen en el conducto auditivo externo y miden, mediante infrarrojos, el calor emitido por el tímpano.
Ventajas:
- Medición muy rápida: apenas tardan unos segundos en hacer la medición.
- Son muy precisos: registran con gran precisión la temperatura central.
- Recambios desechables: suelen venir con unas capuchas de plástico intercambiables y de un sólo uso para mayor higiene y evitar infecciones.
- Son indoloros y al ser rápidos de colocar, no tenemos que sujetar al niño durante unos minutos para tomarle la temperatura.
Desventajas:
- Pueden registrar gran variedad en las tomas: es muy importante que los coloquemos corréctamente para evitar errores de lectura. En mi caso lo que hago es registrar la temperatura 2 o 3 veces para asegurarme de que la medición es correcta.
- Miden la temperatura central, que es mayor que la periférica (temperatura axilar), con lo que tendremos que tenerlo presente y decirlo cuando vayamos a un profesional para que lo tenga en cuenta a la hora de pautar los antitérmicos.
- Son dispositivos más caros.
Termómetros de tira plástica
Son unos dispositivos que se colocan en la frente del niño y dan una medición aproximada y muy irregular de su temperatura. Al igual que el uso de las manos, son de poca fiabilidad y necesitarán del uso de otros dispositivos más precisos para saber con exactitud la temperatura del niño.
Termómetros de chupete
Dispositivos que se colocan en el chupete, o vienen con chupete incorporado y al chuparlos el niño nos muestran la temperatura en un display digital. Al igual que los anteriores son poco fiables, ya que requieren mantenerse en la boca sin moverse durante unos minutos para tomar la temperatura correctamente.
Y entonces, ¿cuál es el más recomendable?
Pues depende de cómo lo usemos y de cada situación. En mi caso utilizo el de tipo timpánico sobre todo por la velocidad de medición y la precisión. Eso si, midiendo la temperatura 3 veces y quedándome con el valor más alto de los obtenidos. Acordaros que en este caso la temperatura que nos dará será superior a la axilar y que en cada niño esa variación es diferente (podéis saber la diferencia tomando la temperatura a la vez con ambos dispositivos) y deberemos tener esto en cuenta a la hora de valorar si el niño tiene fiebre o no.
Si vuestro hijo es tranquilo y aguanta unos minutos el termómetro, podéis usar el de cristal sin mercurio, tanto en axila como en el ano. Suelen ser bastante precisos y de precio muy asequible. Los termómetros digitales también son una buena elección, aunque debemos colocarlos correctamente para evitar lecturas erróneas.
Además, en función de la edad del niño, habrá unas zonas más recomendadas para medir la temperatura, lo que condicionará la elección del dispositivo para tomar la temperatura de nuestros hijos.
Los que personalmente no recomiendo son los métodos de la “mano”, las tiras de plástico y los termómetros de chupete, ya que son de muy baja fiabilidad y pueden llevarnos a errores en la determinación de la temperatura.
Y tú, ¿Qué termómetro usas con tus niños? Deja un comentario y cuéntanoslo. Y si además te ha gustado el artículo, compártelo en Facebook o en Twitter.