¿Tu hijo tiene problemas de pronunciación y el especialista te ha dicho que se trata de un trastorno del habla denominado disatria, ya que padece una parálisis infantil, una miopatía u otro problema neurológico? Pues es importante que sepas que la familia es fundamental en el tratamiento de la disartria, ya que estos niños necesitan una atención y estimulación general de todas sus funciones para desarrollar un habla y lenguaje adecuados.
Además en la aparición del lenguaje influyen algunos componentes como el intelectual, el afectivo, el motor y el sensoperceptivo, los cuales pueden estar afectados en estos niños y en algunos de ellos puede influir la familia de una manera considerable.
Vamos a ver algunas consejos que pueden ayudar a un mejor pronóstico de estos niños:
1. Una detección lo más pronto posible de sus dificultades.
Existen algunas circunstancias que nos pueden alertar de que nuestro hijo tenga disartria: como un retraso en la adquisición del lenguaje, un retraso psicomotor (tarda en sostener la cabeza, sentarse o andar) o dificultades en la alimentación(no succiona bien, se atraganta).
Además, en ocasiones, estos niños tienen asociadas otras dificultades como problemas de audición, mal control postural, etc. que cuanto más pronto se detecten mejor solución tendrán. Así que, si sospechamos cualquier problema, debemos llevar al niño al pediatra para que le explore y le derive a otros especialistas si fuera necesario.
2. Un tratamiento precoz desde casa
Si nuestro hijo, por ejemplo, presenta una parálisis cerebral , ya desde el momento del diagnóstico (cuando todavía es un bebé) hay que buscar ayuda profesional para que nos enseñen cómo coger al niño, como colocarle, darle de comer, juegos y actividades que estimulan su evolución psicomotriz,etc.
3. Estimular la afectividad del niño de forma adecuada
Es comprensible que los padres que tienen niños con dificultades, intenten evitarles inconvenientes a sus hijos, pero hay que intentar no sobreprotegerle, ya que no beneficia nada al niño. Adelantarse a sus deseos para intentar evitar una situación incómoda para el niño, como puede ser hacerse entender cuando tiene una disartria, puede favorecer que el niño cada vez se inhiba más a la hora de hablar además de no practicar sus habilidades comunicativas.
Tampoco es bueno ser demasiado exigentes pensando que así ayudaremos al niño. Si le hacemos repetir continuamente al niño sus errores, conseguiremos que se reprima a la hora de hablar para que no le corrijamos y le señalemos sus defectos.
Lo que sí es positivo es dejarle relacionarse con niños sin dificultades que le servirán de estímulo a la hora de hablar. No le podemos tener en una burbuja de cristal para que nadie le haga daño, porque si no el día que salga no habrá aprendido estrategias para defenderse y la caída será mayor.
4. Utilizar estrategias comunicativas adecuadas
Es importante que ya desde el nacimiento sonriamos y hablemos continuamente al bebé. Y si el niño hace un sonido parecido a un fonema habrá que repetirlo continuamente hasta que él lo vuelva a decir varias veces.
No se debe usar un lenguaje infantil con el niño, imitando su habla. Y tampoco debemos corregirle cuando dice algo mal, simplemente devolverle la palabra bien dicha sin ningún comentario , por ejemplo si dice “Quiero pon”, se le diría “¿Quieres pan? Toma”.
Es bueno utilizar frases correctas y cortas, cuando es un bebé, empleando un vocabulario adecuado a su edad. Ampliándolo a medida que vaya creciendo.
Si el niño habla y no entendemos lo que dice le pediremos una aclaración, repetiremos lo que creemos que ha dicho pero sin disimular como que lo hemos entendido. También es importante tratar de no hablar por el niño, ni terminarle sus frases a no ser que sea necesario.
Fomentar la creación de un lenguaje interior en el niño, es fundamental para la mejora de su habla . Si no tiene nada que decir no hablará, por lo que hay que proporcionar experiencias al niño para que tenga ganas de comunicarse. Ir de paseo con él, hacer excursiones, llevarle al cine, al teatro, a conciertos infantiles y hablar con él de todo ello será muy positivo para su aprendizaje.
Todo lo que sea estimular su lenguaje, a través de la lectura con el niño, cantar canciones, recitar poesías,etc, siempre será un empujón que le ayudará a comunicarse mejor.
Además siempre se deben alabar los intentos comunicativos y fonatorios del niño, aunque no hable de forma perfecta. Intentaremos no fijarnos en cómo lo dice sino en lo qué dice.
Es esencial potenciar en casa lo que el niño trabaje con el logopeda: por ejemplo si en las sesiones se trabaja la pronunciación de cada palabra por separado en vez de toda la frase de un golpe, trabajarlo en casa según las indicaciones del profesional.
Y por su puesto, hay que ser paciente y dar tiempo al niño para hablar y responder. Animarle a que descanse entre frases y no tenga prisa por hablar.
5. Cambiar el entorno
Debemos intentar comunicarnos con el niño en entorno poco ruidosos, ya que si al niño no se le entiende bien el ruido de fondo disminuirá nuestra comprensión. Por ejemplo, en casa apagar la tele o la música cuando vayamos a hablar con él.
Habría que prestar especial atención en mirar al niño cuando hable ya que facilitará nuestra comprensión de lo que dice ver como articula las palabras.
También reducir nuestra distancia con él al hablar, hará que nos enteremos mejor de lo que dice.
6. Trabajar la motricidad orofacial
Para potenciar la musculatura orofacial se pueden hacer ejercicios de imitación de expresiones faciales y distintos movimientos de los órganos fonatorios pero siempre como un juego, por un espacio corto de tiempo, intentando no cansar al niño.
Algunos de estos ejercicios pueden ser:
7.. Trabajar el control respiratorio.
También se puede trabajar el control respiratorio pero recordad que siempre como un juego y evitando el cansancio.
Se pueden hacer muchas actividades como: pompas de jabón, soplar pitos, que haga burbujas en un vaso de agua con una pajita, inflar globos, soplar velas, mover pelotas de pin-pong con soplidos,etc.
8. Alimentación
Es bastante habitual en niños que presentan disartria, que tengan dificultades para masticar y deglutir. En ocasiones pueden sufrir episodios de atragantamiento, con la angustia que eso supone para los padres y el niño. Es importante seguir las indicaciones del especialista en el tema de la alimentación y conocer las maniobras que se deben realizar en caso de atragantamiento. Pero no se debe dejar de introducir alimentos sólidos si así nos lo recomienda nuestro médico, porque eso ayudará a fortalecer los músculos del habla mejorando su articulación. El logopeda también trabajará la masticación y la deglución y nos hará indicaciones de como hacerlo en casa.
El tratamiento de la disartria suele ser integral, abarcando el trabajo de muchos profesionales como neurólogos, fisoterapeutas, logopedas,etc. ya que suele formar parte de patologías más complejas como la parálisis cerebral. Pero es mucho lo que los padres podemos hacer desde casa, siendo indispensable nuestra participación para un pronóstico favorable.
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En la actualidad, se está comprobando la importancia de detectar lo más pronto posible trastornos del habla como es la disartria infantil (muy común en patologías como la parálisis cerebral) para favorecer el pronóstico del tratamiento. El objetivo de este artículo es que como padres seamos capaces de detectar esta patología, saber en qué consiste y cuáles son sus tratamientos.
¿Qué es la disartria?
Se trata de una alteración de la articulación o pronunciación debida a causas neurológicas en las que se produce un defecto en el control muscular de los mecanismos de habla.
Síntomas de la disartria
Los síntomas serán diferentes dependiendo de donde se encuentre la lesión, algunos de ellos pueden ser:
¿Cuales son las causas principales de este trastorno en niños?
La disartria se da por un daño en las zonas cerebrales que controlan el habla y la voz. Esta lesión cerebral puede ser debida a múltiples causasproducidas antes, durante o después del parto como un traumatismo craneoencefálico, falta de oxígeno, etc. o enfermedades neurológicas progresivas.
En niños es muy frecuente encontrar una disartria dentro de una Parálisis Cerebral Infantil; aunque existen otras patologías que también la presentan como miopatías, enfermedades de los nervios periféricos, encefalopatías, etc.
¿Qué circunstancias nos pueden alertar de que nuestro hijo tenga disartria?
¿Qué tipos de disartria hay?
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la disartria lo realiza el logopeda en colaboración de otros profesionales que forman parte de la rehabilitación integral de estos niños. La colaboración de la familia es fundamental a la hora de obtener unos resultados óptimos.
Es muy importante la intervención temprana de estos trastornos, mediante un tratamiento complejo que abarca diferentes facetas en las que hay que trabajar:
En resumen, la disartria se trata de una patología muy variable, que en la mayoría de las ocasiones forma parte de cuadros más amplios como la parálisis cerebral, con un tratamiento complejo que depende de muchos factores como la inteligencia del niño, la gravedad de la lesión, déficits asociados o el momento de intervención. Si el niño posee una inteligencia suficiente y se interviene de forma precoz los resultados de la intervención pueden ser bastante buenos.
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