En principio se puede bañar al recién nacido desde el primer día, de hecho mientras permaneces en el hospital por la mañana se lo suelen llevar para asearle y bañarle. Cuando estés en casa puedes lavarle si quieres los primeros días con una esponja o bien directamente en la bañera. No es preciso esperar a que se caiga el cordón umbilical para bañarle, lo que si debes es secar esa zona cuidadosamente tras el baño y curarla según te indiquen para evitar infecciones de la misma. En cuanto a las uñas, si tu hijo las tiene largas puedes cortárselas ya desde el primer día para evitar que se arañe y haga heridas en la cara. Debes utilizar unas tijeras especiales para bebés con punta roma y ser muy cuidadosa ya los primeros días las uñas son muy blanditas y están muy pegadas al lecho ungueal. Si quieres informarte más detenidamente lee el artículo Cuidado y corte de las uñas de nuestro peque.

Tu leche materna no es mala. La leche materna es siempre el mejor alimento que podemos ofrecer al bebé. Puedes tener mucha o poca leche, pero la leche que le ofrezcas será siempre buena. Puedes mejorar la calidad de tu leche manteniendo una dieta variada y en cantidad suficiente como hacías durante el embarazo. Además para conseguir que el niño se sacie debe vaciar totalmente el pecho, ya que la composición de la leche varía a lo largo de la toma, siendo la parte final más rica en grasas y eso facilita la sensación de saciedad en el niño (al principio de la toma es menor ese aporte de grasas y por eso la leche es “como agua”). Por otro lado el hecho de que tu hijo llore mucho por las noches, no siempre es por hambre. Puede estar incómodo por cólicos de gases, el pañal sucio, la ausencia de ruidos… No sé si está ganando peso adecuadamente o si puede existir algún otro problema; yo te aconsejo que antes de iniciar una lactancia artificial consultes con tu pediatra, ya que en ocasiones el introducir suplementos con biberón puede conducir a la retirada de la leche materna. Puedes informarte más acerca del tema en el artículo Lactancia materna: Consejos, mitos y realidades.

Tengo una niña de 10 días ¿puedo ponerla el chupete para dormir? ¿Le puede deformar la boca o producir problemas con los dientes?  (Maite  B.)

El uso del chupete no es algo imprescindible para los niños. Los primeros meses cuando el niño llora con frecuencia puede ser útil para tranquilizarlo. Si estás dando el pecho a tu hija te recomiendo esperar hasta que tenga 2 ó 3 semanas de vida y la lactancia materna esté bien establecida ya que el mecanismo de succión del chupete es diferente de la succión del pecho y puede interferir con la lactancia materna. El uso del chupete (al igual que la costumbre de algunos niños de chuparse el dedo) hace que los niños tengan los dientes superiores más prominentes y hacia fuera y el paladar más alto. Estas alteraciones se suelen corregir solas cuando dejan el chupete a lo largo de los dos primeros años de vida. Si el uso del chupete se prolonga por encima de los dos años estas alteraciones pueden progresar o incluso hacerse permanentes. Si estás interesada puedes leer el artículo El chupete: ¿una maldición o una bendición?

Mi hijo tiene fimosis, ¿tenemos que hacer algo al respecto? ¿Habrá que operarlo? (Julio T.)

No nos indicas la edad de tu hijo y según cuál sea el tratamiento será diferente. Hablamos realmente de fimosis como la imposibilidad de retraer la piel del prepucio a una edad en la que debe retraerse, que es entorno a los 4 años. Un alto porcentaje de niños presentan esta dificultad para retraerlo desde los primeros meses de vida, durante los cuales no debe hacerse ninguna maniobra ni tratamiento. Los grados menores de fimosis pueden desaparecer con la sencilla maniobra de retraer el prepucio de forma suave y sin forzar todos los días a la hora del baño. En ocasiones el pediatra le puede indicar un tratamiento con cremas con corticoides para resolver el problema. El tratamiento quirúrgico se suele indicar, cuando es necesario, en torno a los 4 años y muy rara vez se plantea antes de esta edad, salvo que la fimosis genere problemas importantes como dificultad para orinar, infecciones muy frecuentes etc.

Lo que nos cuentas parecen los denominados “espasmos del sollozo”. Tras comenzar a llorar el niño sufre una pausa en la respiración junto con mirada fija, boca entreabierta y en ocasiones pérdida de conciencia durante unos segundos. Es más frecuente en los niños pequeños, hasta los 3 años. Las primeras veces puede asustaros mucho, pero se trata de un proceso benigno que no reviste más importancia. Inicialmente no es posible evitarlo ya que le puede suceder siempre que llore ya sea por una caída, una rabieta etc.; pero si aprendéis a reconocerlo y mantener la calma esperando con tranquilidad a que el niño inicie el llanto, podéis conseguir que lo manifieste con menor frecuencia. En principio no está indicado ningún tratamiento ni maniobra para que ceda (nunca hagáis movimientos bruscos con el niño ni le deis un cachete para ver si así rompe a llorar), lo mejor es mantener calma ante la situación. No dejéis que el niño perciba que estáis preocupados y agobiados por la situación ya que, en ocasiones, eso puede favorecer que los episodios se repitan y alarguen en el tiempo.