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Antiarrugas al servicio de la NASA

 

El paso del tiempo tiene muchos efectos sobre el organismo y uno de los puntos donde se hace más evidente es en la piel. Por mucho que siga avanzando la medicina, las agujas del reloj no frenan y alrededor de los 40 pueden aparecer los primeros signos de la edad. Las arrugas, la pérdida de elasticidad de los tejidos, la flacidez o las bolsas en los ojos, son algunos de los rasgos más visibles del envejecimiento.

Para afrontar con buena cara esa etapa de la vida, la ciencia sigue dando pasos de gigante. Los centros de medicina estética tienen nuevas propuestas como la radiofrecuencia facial, también conocida como lifting sin cirugía, un sistema indoloro que está ofreciendo buenos resultados. Con este sistema, el paciente no ha de someterse a molestas inyecciones de bótox ni a tratamientos incómodos, sino que todo se realiza a través de un dispositivo eléctrico que emite ondas y que actúa sobre el tejido dérmico subcutáneo. La radiofrecuencia facial tiene sus bases en el poder terapéutico del calor. Este tipo de energía calorífica sirve como un reactivador de la producción de colágeno al tiempo que se deshace del exceso de células adiposas. Los resultados más evidentes son: arrugas menos marcadas, que dejan ver una piel más lisa, suave y luminosa, disminución de la flacidez, cejas altas, etc.

La ciencia sorprende a veces por lo lejos que llega, y es que la tecnología que se emplea ahora para rejuvenecer la piel mediante la luz de LED, ha demostrado sus efectos incluso en el espacio. En 2015 fue empleada por la NASA para conseguir que una lechuga hiciera la fotosíntesis y creciera como si se hubiera cultivado en la tierra. La ensalada que degustaron en órbita los navegantes probó las propiedades que puede tener una luz empleada correctamente.

Con mayor o menor rigor científico, hace siglos que se empleaba la luz solar como medicina, para mejorar patologías de la piel y otras enfermedades. Pero fue desde 1998 cuando la NASA desarrolló fuentes de LED estables que ofrecían distintos beneficios para la salud. Así, los diodos emisores de luz (LED), comenzaban a tener aplicaciones para mitigar el dolor, bajar la inflamación, acelerar la regeneración de tejidos, y sí, desde el punto de vista estético, reducir arrugas.

Este avance ha sido empleado en numerosas clínicas, con unos aparatos específicos que siguen estando fuera del alcance de la mayoría de las personas. Mediante ellos, son capaces de estimular la piel mediante la luz, consiguiendo que las células reaccionen de una forma determinada, reactivando la producción de colágeno y retrasando así el proceso de envejecimiento.

 

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